Prensa Escrita
Ni la expansión incontenible del periodismo digital y la magia de sus gigantescas redes de comunicación interactiva, han conseguido desplomar en ningún rincón del mundo, la particular aceptación del tradicional periodismo impreso de tinta y papel, por la profundidad inigualable de sus mensajes y la visión panorámica de sus contenidos fácilmente transportables, ajustados al capricho y la comodidad del lector, sin el uso de baterías ni complejas conexiones eléctricas.
La característica profundidad de su tratamiento noticioso obliga al viejo periodismo impreso a la triple exigencia competitiva de incurrir a la investigación, preferentemente científica, como al uso del análisis explicativo e ilustrado junto con la aplicación formal rigurosamente gramatical del idioma, terrenos en los que, ciertamente, el periodismo digital, radial y televisivo se encuentran en franca desventaja.
La naturaleza del periodismo impreso ejercita a quienes no practican a un procesamiento detenido de revisión de contenidos y formas de la información mucho antes de su divulgación, en abierta ventaja sobre los demás medios.
Llegar en último lugar a su público destinatario, lejos de ser un inconveniente, constituye para el periodismo impreso el reto permanente de ofrecer una información más seria, profunda y de mayor calidad. Aunque algunos no sepan aún aprovechar tan inmejorable oportunidad.
Profesor Ramos
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